Investigan el origen del pueblo mapuche a través de genética y lingüística
Sudamérica fue el último rincón del continente en poblarse. ¿Cuáles son los ancestros de estas poblaciones y cómo interactuaron entre sí? Estas son algunas de las interrogantes que se planteó un equipo internacional -con participación de la Escuela de Antropología UC y CIIR- arrojando luces sobre las raíces de la comunidad indígena más numerosa de Chile: los mapuche.
Hace unos 15 mil años, los primeros migrantes que colonizaron Sudamérica se desplazaron rápidamente desde el norte del continente durante el Pleistoceno tardío. Así lo atestiguan los primeros vestigios de presencia humana en lo que hoy es el centro-sur de Chile.
Sin embargo, aún hay muchos aspectos que no conocemos, como las rutas exactas que siguieron estos grupos o cómo interactuaron entre sí. Un nuevo estudio arroja luz sobre esos eslabones perdidos, comenzando por contextualizar las ascendencias indígenas actuales y destacando la profundidad de las raíces prehispánicas en América.
Un equipo de investigación dirigido por la Universidad de Zúrich (UZH), en colaboración con la Universidad Católica y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, estudió la ascendencia genética de los mapuche junto con datos lingüísticos, arqueológicos e históricos. Sus resultados fueron publicados recientemente en la revista Cell Biology: “The genetic history of the Southern Andes from present-day Mapuche ancestry”.
Como explica Epifanía Arango-Isaza, estudiante de doctorado de la UZH y autora principal del estudio: "Comparamos el perfil genético de los participantes de ascendencia mapuche con datos de muchas otras poblaciones de América, incluido ADN antiguo procedente de excavaciones arqueológicas. La ascendencia genética de los mapuche es típica del Cono Sur, la parte más meridional del continente, pero que hasta ahora ha estado infrarrepresentada en los estudios genéticos e históricos”.
Y añade: “Otros grandes linajes genéticos de Sudamérica son el de los Andes centrales y el de la Amazonía. Los antepasados de los mapuche se separaron de los habitantes del extremo sur hace más de 4.000 años, y no se encontraron con las posteriores corrientes migratorias del norte que llegaron a los Andes Centrales y partes de la Amazonía".
"El estudio confirma la gran profundidad temporal de la ascendencia mapuche en nuestra región, la cual es milenaria en este lado de la cordillera", explica el coautor del estudio Felipe Martínez, director de la Escuela de Antropología UC e investigador del Centro de Estudio Interculturales e Indígenas, CIIR. "Es importante no confundir esta señal de ascendencia genética con la cultura e identidad como las conocemos hoy día. La genética no define ni determina esos elementos”, agrega.
"El estudio confirma la gran profundidad temporal de la ascendencia mapuche en nuestra región, la cual es milenaria en este lado de la cordillera", Felipe Martínez, coautor del estudio, director de la Escuela de Antropología UC e investigador del CIIR.
Los Andes como conector
Los etnógrafos y lingüistas europeos tendían a concebir los Andes, la cadena montañosa más grande del continente y el mundo, como una unidad cultural homogénea e interrelacionada. Sin embargo, las antiguas relaciones entre las poblaciones de los Andes parecen ahora más matizadas.
Chiara Barbieri, investigadora de la UZH y también autora principal, afirma: "Vemos que linajes mapuche distintivos se originaron localmente y han permanecido en relativo aislamiento. Este aislamiento general se ha visto interrumpido por episodios de contacto con otras poblaciones sudamericanas a lo largo del último milenio".
"El principal vínculo genético es con los Andes centrales, reflejando cómo los cultivos domesticados, como la patata, también se extendieron hacia el sur, al igual que un puñado de préstamos del quechua al mapudungun, la lengua de los mapuche", agrega Paul Heggarty, lingüista del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y coautor del estudio.
Este contacto podría remontarse a antes del contacto con el Imperio Inca.
Otras conexiones específicas apuntan hacia el sur, al extremo más meridional de los Andes. "Descubrimos que distintas identidades territoriales mapuche -pehuenche de los Andes, lafkenche de la costa y huilliche de la isla de Chiloé- están emparentadas entre sí, pero los huilliche aún conservan rastros de contacto genético con el extremo sur. Esto puede ser una firma de estructura genética originada en otros grupos conocidos como los Chono, que una vez habitaron Chiloé", explica Kentaro Shimizu, profesor de genética de la UZH, quien también participó en la investigación.
Roberto Campbell, arqueólogo y académico de la Escuela de Antropología UC, comenta que el trabajo “muestra el increíble potencial de los estudios interdisciplinarios para comprender nuestra historia pasada. Este ha sido el camino tomado, por ejemplo en Europa, para investigar el origen de los pueblos indoeuropeos, considerando el aporte de la arqueología, la lingüística, la genética, entre otras disciplinas”.
El relato de las comunidades
La investigación generó datos del genoma de 64 participantes, de tres poblaciones mapuche en el sur de Chile: Pehuenche, Lafkenche y Huilliche.
Pero además, el trabajo de campo de seguimiento llevó estos resultados a las comunidades indígenas, para contextualizar la narrativa genética junto con su conocimiento y propias perspectivas.
"Los relatos e informes tradicionales relatan un profundo legado de la cultura mapuche en la región. Nuestro trabajo tiene valor para los participantes por cómo se sienten representados", afirma María José Aninao, lingüista mapuche y también autora del estudio.
Como finaliza Chiara Barbieri: "También registramos el proceso de discusión de los resultados con los participantes y representantes culturales en un documental que ya está listo para ser distribuido. En él tratamos de explicar la complejidad de las identidades indígenas en la actualidad, a partir de conversaciones con personas de Chile que tuvieron antepasados mapuche o que, de hecho, se autoidentifican como mapuche".
Estos hallazgos agregan nuevas perspectivas sobre la (pre)historia genética de América del Sur, desde el primer asentamiento hasta la presencia indígena actual.